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8 feb 2011

los dos elementos esenciales para la clasificación de las carreteras

los dos elementos esenciales para la clasificación de las carreteras, según que su función primordial sea de brindar movilidad, acceso o un balance de ambas características de los viajes. Cuando la función que se persigue
es predominantemente de movilidad, la mejor ilustración la ofrecen las autopistas, que están previstas para facilitar el desplazamiento a distancias relativamente grandes, en volúmenes considerables y a las mayores velocidades compatibles con el medio.

En las áreas urbanas y suburbanas se evalúa la funcionalidad de estas instalaciones por los tiempos efectivos de viaje. A mayor pretensión de movilidad, mayor sacrificio habrá en los accesos, que estarán muy controlados por restricciones físicas y operativas.

Por otra parte, la función de acceso de una carretera, tipificada por un camino vecinal o una calle local, dice de una red bastante densa de vías, con generosa accesibilidad a las propiedades colindantes o dentro de su limitada área de influencia, modesta demanda del tránsito de paso y velocidades moderadas de operación.

Las categorías intermedias de la clasificación de las carreteras se desempeñan como un híbrido, para las cuales tan importante es el afán de movilidad como el acceso, pero que constituyen en la organización jerárquica seleccionada, los elementos necesarios de enlace entre las dos categorías extremas a que se ha hecho mención en los dos párrafos precedentes.

La clasificación funcional es preferida, en razón de que establece sistemas integrados dentro de una concepción lógica, esto es, agrupa las carreteras en grandes categorías de similares características según sus objetivos, que requieren el mismo grado de ingeniería y competencia administrativa.

Carreteras análogas son sometidas a normas de diseño que, fundamentalmente, son ajustadas en rangos apropiados de volúmenes de tránsito.

Las carreteras regionales o centroamericanas constituyen una clasificación en sí, que las separa y distingue de las carreteras nacionales de cada país de Centroamérica por una tenue línea divisoria, que es más práctica que real. Se reputa como regional todo lo que es propio de la integración centroamericana o se acepta como tal por su proyección, alcance o definición.

La clasificación funcional de las carreteras regionales, atendiendo a los criterios sustentados en los párrafos precedentes de este capítulo, admite el establecimiento de cinco tipos de carreteras entre rurales y suburbanas, con límites en lo que respecta a volúmenes de tránsito proyectados para un período de diseño normal de 20 años, que por el rango inferior no deben ser inferiores a los 500 vehículos promedio diario. 

Por consiguiente, están fuera de consideración las carreteras urbanas, al igual que los caminos vecinales o locales. Estos caminos son del ámbito estrictamente nacional, en tanto que los requerimiento mínimos de las vías urbanas están definidas en los planes de regulación de los planes de desarrollo de las capitales centroamericanas y las ciudades principales de la región.

Común a esta tipología de las carreteras regionales, es la condición de que las marcas horizontales, las señales y los semáforos para el control del tránsito, construidos e instalados según las normas en vigor, sean claramente entendidas por todos los usuarios: conductores, peatones y ciclistas.

Específicamente, tales dispositivos deben llenar funciones de reglamentación del tránsito, ofrecer indicaciones para alertar sobre condiciones de peligrosidad en la vía y guiar a los conductores con información confiable hacia su destino por rutas seguras.

Las autopistas son carreteras cuya función principal es de movilidad, no de acceso. En un sistema vial desarrollado, las autopistas junto con las carreteras principales constituyen entre 2 y 4 por ciento de la longitud total de las vías rurales, aunque pueden movilizar alrededor del 50 por ciento del tránsito diario.

La autopista es el único tipo de carreteras que proporciona un flujo completamente continuo o ininterrumpido. No existen intersecciones a nivel y el acceso directo, desde y hacia las propiedades adyacentes, está limitado físicamente, prohibido y además controlado por la autoridad pública.

Las condiciones de la circulación en una autopista son el resultado de las interacciones entre los vehículos y sus conductores, así como de la corriente vehicular y las particularidades geométricas de las autopistas.

Las operaciones también se ven afectadas por las condiciones medio ambientales, tales como las condiciones climatológicas y de alumbrado, las condiciones del pavimento y la superficie de rodamiento, y por la existencia de incidencias y perturbaciones en el tránsito.

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